Crisis in Six Scenes está ambientada en los años sesenta,
una década convulsa en la historia estadounidense. En los momentos más
turbulentos, un acomodado matrimonio formado por Sidney y Kay Muntzinger (Woody Allen y Elaine May) recibe una visita inesperada de la activista Lenny Dale
(Miley Cyrus), que cambiará por completo sus vidas. En definitiva, una historia
que, lejos de ser ejemplar (como tantas otras cosas en ella), aborda el
recurrente tópico de la lucha de clases pero, sobre todo, la lucha generacional
representada por dos polos opuestos, Lenny y Sidney.
Pero no es la dinámica entre sus actores o su relevancia
dentro de un determinado contexto histórico (vigente todavía a día de hoy) lo
que destaca de Crisis in Six Scenes. En el fondo, a pesar de lo extravagante de
su propuesta, se encuentra un sello de identidad realmente agradable y
atractivo que demuestra un delicado estilo que aporta un ritmo visual conciso,
poderoso e incluso rítmico a toda la serie.
Aunque Allen no haya visto mucha televisión, conoce su
lenguaje básico. Nuestros miedos se disipan con una edición y un montaje muy
coherentes que refuerzan el material como obra televisiva, y algún elemento
característico como el ‘cliffhanger’ que nos pilla totalmente por sorpresa.
Crisis in Six Scenes no es ni lo mejor ni lo peor de
Woody Allen. Los fans encontrarán en ella una obra accesible, ligera y muy
familiar para todos aquellos que sepan reconocer la sensibilidad de este autor,
que en cierto modo sigue vigente aquí. Crisis in Six Scenes no es una obra
mayor o menor en su filmografía, pero será su trabajo más anecdótico.
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